sábado, 12 de marzo de 2011

Japón y España vs la energía nuclear

“Tuve la sensación de que el suelo se hacía gelatina” acabo de oír en boca de una española en Japón. Aún compungido por las hollywoodienses escenas que llegan desde el Japón, como no podía ser de otra forma, la catástrofe nipona ya ha generado problemática partidista en España. Siempre bajo el mismo prisma, bajo las dos miradas, desde los dos bandos, negro o blanco, señores los matices no existen.
El accidente en una central nuclear a partir del terremoto ha abierto el debate en España. Medios como Intereconomía nos cuentan una realidad, La Sexta la contraria. En medio el atribulado españolito.
Ignorante sobre la conveniencia o no de la energía nuclear, la realidad española respecto a esa palabra mágica “energía” es paupérrima. A la espera de que las renovables nos den lo que la inversión espera de ellas, señores estamos en franca desventaja. Una realidad que parecen ignorar la práctica mayoría de nuestros conciudadanos que hacen del coche el eje de su tiempo libre y medio hacia el trabajo.
Sea como fuere convendría recordar que Japón sí ha apostado firmemente por este tipo de energía. No vacila como nuestros responsables políticos, tratando de contentar la mayor cantidad de capas y opiniones. La energía es tema clave, sobre ella, y materias primas, se asienta cualquier nuestro porvenir. No olvidemos que uno de los motivos que llevaron a Japón a esa política agresiva que desembocó en la extensión de la segunda Guerra Mundial hacia el Pacífico fue la paupérrima tenencia energética del país nipón. Japón necesitó de espacios de explotación en el extremo oriente hasta que topó con los Estados Unidos. Su latente carencia energética, como la española, se plasmó en la apuesta nuclear, la única manera de reequilibrar la balanza. La única manera de encontrar el camino hacia el top de la economía mundial. 

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