jueves, 14 de abril de 2011

Hace 80 años España era una república

El 14 de abril es para los nostálgicos de la bandera nacional tricolor una fecha señalada. España realizó su paso de monarquía a república de forma cuasi inesperada y con las renovadas ilusiones de la mitad llamada progresista abordando los mandos del país. Alfonso XIII y la ilegitimada dictadura de Primo de Rivera habían pasado a los anales.
La República fue un periodo que se alargó más de cuatro años y sirvió de olla lenta cocción para la posterior Guerra Civil que haría de España un país caído en la desgracia y ruina. De las conclusiones respecto a ese periodo que una persona de mi edad puede sacar destaco la baldía oportunidad que perdió el país de demostrar definitivamente su acceso a la modernidad. La República fue una bala perdida en las siempre fragmentadas izquierdas donde los moderados de ambos no pudieron contener sus extremos respectivos. Se invirtió en universalizar la educación como jamás se había hecho, pero también se emprendieron actos que la marcaron en su suerte. La quema de conventos fue uno de ellos, y aquí los estadistas republicanos perdieron parte del crédito internacional que al final tanto echaron en falta.
Los lugares que podrían evocarnos aquellos días son varios. En Madrid por ejemplo la Plaza de Oriente vivió la salida de la familia real hacia Roma y la casa de villa presenció su proclamación. La Plaza de Sant Jaume barcelonesa fue escenario de las celebraciones de los republicanos catalanes. Recordar que un día antes las ciudades de León, Eibar, cuyo consistorio iza la tricolor republicana en fechas de aniversario,  y Jaca, donde poco antes ya habían habido movimientos en este sentido, proclamaron la república.
De aquella época puede hablar en primera persona el propio Santiago Carrillo, quien si no me equivoco vivió como un ingenuo veinteañero aquella jornada desde algún balcón del Madrid de los treinta. Carrillo ha sido por cierto objeto de conjeturas estos días entorno a la “muy soviética” actuación de Paracuellos, el claro antecedente de Katyn frente a los polacos en la II Guerra Mundial.
Hoy el debate se centra en la conveniencia o no de aquella fórmula. Sin ser sospechoso de declararme monárquico, no sé hasta que punto un procedimiento republicano nos serviría para adelgazar la sobredimensionada administración que padecemos. De considerar que éste sería el camino para hacer desaparecer varias epidermis de rancio proceso administrativo sería el primer republicano, lo juro. 

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